sábado, 1 de octubre de 2011

SAN JUAN MARÍA VIANNEY

SAN JUAN MARÍA VIANNEY
Patrono de los Sacerdotes
4 de Agosto: Fiesta del Santo Cura de Ars

Sacerdote diocesano, miembro de la Tercera Orden Franciscana, que tuvo que superar incontables dificultades para llegar a ordenarse de presbítero. Su celo por las almas, sus catequesis y su ministerio en el confesonario transformaron el pueblo de Ars, que a su vez se convirtió en centro de frecuentes peregrinaciones de multitudes que buscaban al Santo Cura. Es patrono de los párrocos.
Juan María Vianney nació el 8 de Mayo de 1786 en Dardilly, aldea cercana a Lyon (Francia) y fue bautizado el mismo día. De padres muy cristianos, era el cuarto de ocho hermanos. La familia Vianney vivía del trabajo en el campo y del cuidado del rebaño. Desde muy pequeño Juan María participó con sus padres y hermanos en estas arduas tareas, donde el contacto con la naturaleza y con la gente humilde le fue despertando su vocación al ministerio sacerdotal. Con frecuencia reunía a sus compañeros pastores para compartir con ellos todo aquello que su madre le iba enseñando acerca de la fe cristiana. Y ya desde pequeño manifestaba una devoción muy grande por la Virgen María.

El 13 de Agosto de 1815 fue ordenado sacerdote a los 29 años de edad. A su primera misa, en la capilla del Seminario de Grenoble, no le acompañó apenas nadie. Sin embargo, al fin, su dicha estaba colmada, y mucho más cuando fue enviado a Ecculy como ayudante de su gran amigo y protector, el Padre Balley. Al principio de su ministerio sacerdotal a Juan María se le negaron las licencias para poder confesar, y sólo después de la insistencia del Padre Balley a la autoridad eclesiástica se las concedieron, siendo él su primer penitente. En 1817 su querido Padre Balley murió en sus brazos y como anécdota cabe destacar que Juan María, tan desprendido de las cosas materiales, conservaría hasta su muerte un espejo de mano del Padre Balley alegando que este espejo “había reflejado su rostro”. Lo que más preocupaba a Juan María era la ignorancia religiosa de su pueblo. Su falta de memoria para los sermones la trataba de compensar con noches enteras de preparación y memorización de los mismos. Enseñaba el catecismo a los niños en la casa rectoral antes de que se marcharan a trabajar temprano al campo. Y se propuso acabar con la profanación del Domingo, ya que los hombres durante el día iban a trabajar al campo y por la tarde y noche acudían a los bailes y tabernas. Tan grande fue su influencia que llegó una época donde todas las tabernas de Ars tuvieron que cerrar sus puertas por la falta de personas. A los dos años de su estancia en Ars quisieron trasladarlo, pero el pueblo entero se opuso y para asegurar su futuro, el pueblo pidió que su villa fuese erigida en parroquia regular y que su párroco fuese el Cura de Ars.

Famosos son los asedios que por parte del demonio experimentaba Juan María. Éstos comenzaron el invierno de 1824 y se traducían en horribles ruidos y gritos que parecían provenir del exterior de la casa parroquial. Estos asedios eran continuos incluso cuando el santo cura no se hallaba en el pueblo. Una mañana en la que se disponía a celebrar la misa el demonio incendió su cama y el cuarto parecía arder, sin inmutarse les dio las llaves a algunos hombres para que apagaran el fuego mientras él celebraba la misa, sabía que el demonio quería impedir la misa y no pensaba permitírselo. Hoy en día puede observarse en Ars, sobre el cabecero de la cama, un cuadro con su cristal con las marcas de las llamas de fuego. En otras ocasiones el demonio por espacio de horas lo martirizaba con ruidos, silbidos, relinchos, y hasta le gritaba: “Vianney, Vianney, come papas”.
Con todo ello pretendía no dejarle descansar por las noches y que no pudiera estar durante horas en el confesionario, ya que eran miles de personas las que a lo largo del año pasaban por Ars para confesar y encontrar consuelo en los coloquios con Juan María. Parece que en 1845 cesaron las instigaciones del demonio, y el Cura de Ars fue agraciado con un poder extraordinario para expulsar demonios de las personas poseídas.

Habían pasado 41 años desde el primer día en el que Juan María llegó a Ars. El viernes 29 de Julio de 1859 el Santo Cura de Ars, que confesaba desde la 1.00 a.m., cayó gravemente enfermo. Fue la última vez que se le vio en la iglesia. En los días sucesivos fue visitado por su obispo, recibió la comunión rodeado de numerosos sacerdotes y, finalmente, a las 2.00 a.m. del sábado 4 de Agosto de 1859 pasaba a la casa del Padre. Su cuerpo permanece incorrupto en la iglesia de Ars. El 8 de Enero de 1905, el papa Pío X beatificó al Cura de Ars; y en la fiesta de Pentecostés del 31 de Mayo de 1925 fue canonizado por el papa Pío XI.}

“Por muchas que sean las penas que experimentemos, si oramos, tendremos la dicha de soportarlas enteramente resignados a la voluntad de Dios; y por violentas que sean las tentaciones, si recurrimos a la oración, las dominaremos”
(San Juan María Vianney).

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